La gracia de los años.
1. Todo es bien.
Si la mirada se posa en el
paisaje
el camino desciende y se
estrecha
No hay mas
El futuro se transparenta y
augura,
sin lugar a duda, lo que
viene detrás
El pasado se disipa como
bruma que se eleva y
desnuda queda una historia
vieja,
desgastada, insulsa y
clara...
.... a la luz del atardecer..
...el alma
se asoma y la mirada se
invierte
El mundo se expande y no
hay meta,
camino o finalidad
El tiempo, pasado, futuro,
no importa
La verdad es ahora y cada
instante
se afila y perfora y
mortifica
un cuerpo cansado que aun
resiste
un no se nada que aun
suspira
un silencio creciente y a
la espera
sin esperanzas ya
El alma mira a lo alto, el
cuerpo a la tierra
ambas miradas son
verdaderas y una,
siempre en el medio,
crucificada entre cielo y
tierra,
-con la gracia de los
años-
se va viendo mas clara, se
va haciendo mas fina
y como hielo en el agua
lentamente
se disuelve la pretensión
de ser alguien
se evapora y una se encuentra absurda,
gratuita y de mas..
Las horas se pierden
naturalmente
y sin esfuerzo los lapsos
se prolongan,
el presente se expande y la
vida discurre
mas lenta y dulcemente
a medida que una,
se deja diluir
¿Nada que decir? Tal vez,
pero, ¿a quien le importa?
No es tiempo de consejos ni
de viejos sabios
Las palabras se comprimen
en silencios
Las expectativas
desfallecen por si solas
Lenta, indefectiblemente,
la memoria
se ahueca, se vacía de
historias
La mente se ralentiza, el
cuerpo se aquieta
y el silencio..,
....a la luz
del anochecer, se instala.
El alma, olvidada,
simplemente descansa
en la oscuridad y en nada..
Una nada
tranquila, generosa
Una gratitud sin causa
Una paz gozosa en la que se constata:
Todo es bien.
2.
Hacia el final de la vida
el terror,
siempre latente,
de no ser nadie, en verdad,
se ve muy claro y, no
importa.
Sucede naturalmente
Los ocres en otoño, los
grises en invierno
y en las horas mas negras
el latir de la alborada que
despierta
Todo es silencio y calma,
nada
pasa de largo y, se va..
Ocurre sin esfuerzo
la vida se encarga sola
barre las hojas, esponja
los huesos
y se asegura de que la luz
disipe las tinieblas, una
vez mas
la vivacidad vuelve
pasa de largo y, también se
va
Que poco queda a medida que
la vida
va puliendo la piedra y la
arena
se nos cuela entre los
dedos
dejando solo el polvo
de los recuerdos
No hacemos nada
La intensidad se impone
como el día a la noche
La verdad quema y nos
rendimos a ella
y a lo que tenga que ser
y no-ser..
El blanco desciende y
mitiga, consuela,
cobija las cimas, las
sienes,
cubre las ausencias, borra
las huellas y
cuando el negro de la noche
se despliega
y el temblor nos acosaría,
el alba
despunta y no hay caso,
nada la va a detener
Hacia el final de la vida
-y esa es la gracia de
los años-
se va integrando lo vivido
y el recorrido se encarna,
el cuerpo se aclara, la
mente se olvida
y sin nada ya que se
interponga
el circuito de la vida se
ilumina
y la luz circula sola
por un circulo perfecto
e infinito ..
donde nadie
goza, al fin, de la alegría
siempre latente,
-justo detrás del terror-
de que nadie, en verdad,
es la Vida.
3.
Y uno aprende, dice Borges,
de los golpes, las
decepciones y las despedidas
Aprende de las pausas y las
alegrías
Aprendemos siempre, un
gesto amable,
ratos de silencio, el arte,
la lluvia,
los conflictos. Todo nos
enseña
a pedir menos y a agradecer
mas
Pero antes de decir Si,
si, a lo que sea,
a lo que traiga la vida,
una tiene que desaprender
Y sola la vida, si una se
empeña
nos arrastrará toda a la
largo de esa paradoja
y con saña inmisericorde
nos irá enseñando a
desaprender
Puliéndonos como el viento
a la roca
Devorándonos como buitre
las entrañas
Al fuego, vivo aún, todo lo
aprendido
todo lo querido, lo que me
creo ser
Antes de decir si, si a la vida, a la muerte
y a todo lo que entre una y
otra se suscita
hay que encarar el vacío
del que venimos huyendo
solo nacer.